DEFINICIÓN DE LA OBRA ACTUAL DE FRANZ WEISSMANN
Victor Manuel Nieto Alcaide

LA FORMACIÓN

Franz Weissmann es uno de los artistas brasileños mejor conocidos en España. Las exposiciones celebradas en la Sala San Jorge (1962) [1] y Neblí (1964) de Madrid, y su residencia en nuestro país, han hecho de Weissmann un artista cuya obra es bien conocida en España. Sin embargo, desde los orígenes de su formación hasta el momento actual, Weissmann ha sufrido un largo proceso de transformación que se explica analizando las circunstancias personales del artista, y cuyo estudio es fundamental para entender su obra más reciente.

Franz Weissmann tenía solamente diez años cuando llegó con su familia al Brasil. Había nacido en Austria el año 1911, pero se nacionalizó brasileño, y su residencia en el Brasil ha cumplido una importante función en el desarrollo de su arte. En Río de Janeiro, se forma con el escultor Augusto Zamoijski, en la Academia de Bellas Artes. Conviene señalar que cuando Weissmann comienza su formación, a los veinte años de edad, hacía solamente doce años que se había celebrado la «Semana de Arte Moderna» de São Paulo, de 1922, punto de partida del arte contemporáneo del Brasil. La fecha se corresponde exactamente en un siglo con la de la independencia política de este país, obtenida el 7 de septiembre de 1822. Pero, si esta fecha supuso una emancipación en el orden político, en el plano artístico la independencia no se produjo hasta el siglo justo de la primera. No quiere esto decir que antes de la “Semana de Arte Moderna” no se hubiesen producido en el Brasil acontecimientos artísticos de significado contemporáneo. Un año antes de la llegada de Franz Weissmann al Brasil había tenido lugar, en 1913, la exposición del ruso Lasar Segall (1891-1957), que constituyó una ruptura respecto al academicismo que dominó en el siglo XIX. La exposición de Lasar Segall tuvo una importancia extraordinaria para el desarrollo posterior del arte brasileño contemporáneo. Su pintura demostró que era posible realizar un arte expresionista muy construido, producido siempre por una intención racional.
 
Es decir, cuando Weissmann inicia su formación ya se han producido los dos acontecimientos más importantes de los orígenes del arte brasileño contemporáneo. El joven artista se formaba en un ambiente moderno en el que comenzaban a definirse los caracteres de un arte contemporáneo brasileño.
 
Su primera exposición individual fue de pintura y tuvo lugar en Río de Janeiro, en 1946. A partir de esta fecha, Franz Weissmann se incorpora, a través de exposiciones en el Brasil y en el extranjero, a la vanguardia del arte contemporáneo. La personalidad de Weissmann tiene también importancia para la Historia del Arte Brasileño, por la creación, en Belo Horizonte, en compañía del pintor Guignard, de la primera escuela de Arte Moderno, en 1948, un año antes de que le fuese concedido el Primer Premio de Dibujo de la Exposición Nacional de Arte Moderno de Río de Janeiro. Por estos años ya existía una tradición plástica brasileña de sentido contemporáneo. Weissmann, junto a otros artistas brasileños, ha continuado transformando esta tradición para hacer una nueva manifestación actual y viva.
 
SIGNIFICADO y SENTIDO DE LA OBRA ACTUAL DE WEISSMANN
 
La crítica de arte, en su afán de simplificar y de reducir la realidad a esquemas, ha negado, en sus clasificaciones, a hacer del arte contemporáneo un simple cuadro sinóptico de escuelas y tendencias, de artistas y corrientes. Se habla de figuración, de no-figuración y de nueva figuración; de realismo y abstracción, de constructivismo y expresionismo, como si fuesen compartimentos cerrados sin la menor posibilidad de relación entre sí. Si para sintetizar es preciso simplificar, toda simplificación, para que su entendimiento sea accesible y su contenido exacto, debe responder a la realidad que se pretende definir. Respecto a la obra reciente de Weissmann la crítica la ha clasificado como perteneciente a las tendencias de la expresión, aunque reconociendo su anterior participación en las tendencias concretas. Entender la obra de Weissmann de este modo es hacerlo de un modo lineal, muy diferente del dialéctico en que se presenta. Weissmann, ciertamente, en su momento actual no es un constructivista, pero, mucho menos, es un informal. En sus obras recientes, Weissmann realiza un arte de la expresión por su técnica y forma de trabajar los materiales, pero directamente entroncado con la intención racional de las tendencias concretas. Aunque por el proceso, Weissmann participe de las tendencias expresivas, por su intención y significado pertenece a las de la construcción. Weissmann abandonó la geometría para acudir a la realidad y ordenarla. En sus obras “se ha conseguido ese hallazgo de la elementalidad perdida y se ha efectuado la devolución a la materia de su gesto natural...” [2]. En Weissmann se produce, pues, la síntesis de dos elementos presentes en la mayoría de los artistas brasileños: orden y realidad, construcción y expresión. Ante esto hemos de preguntarnos, ¿ por qué, Weissmann, trabaja actualmente la realidad con el mismo criterio que antes la forma? Ya he señalado en otra ocasión [3] el hecho de que el informalismo no haya tenido arraigo en el Brasil, mientras que, por el contrario, es notable el desarrollo de 108 movimientos constructivos, como el Grupo Concreto de Río de Janeiro, que forma Weissmann, en 1956, llamado posteriormente Movimiento Neo-Concreto. Lo mismo podría decirse de la poesía concreta brasileña. El arte brasileño se ha caracterizado por realizar un arte constructivo próximo a la arquitectura, o por entender las tendencias expresionistas con un criterio equilibrado o integrador de realidad y geometría. Es, por esta tradición plástica y por el hecho de haber realizado un arte concreto anteriormente, por lo que la obra reciente de Weissmann no se incorpora al informalismo, y la técnica y los materiales no se imponen a la geometría y la razón. La asimilación de la tradición experimental brasileña ha permitido a Weissmann realizar una obra independiente, al margen de “las explosiones de las mil familias de informalistas de la pintura y de la escultura de hoy en día, que viven de copiar formas convencionalmente barnizadas” [4].
 
La asimilación de esta tradición experimental impide toda improvisación. Weissmann puede haber abandonado su anterior dirección constructivista, pero no por ello ha perdido la conciencia de hacer un arte en el que los resultados están subordinados a una intención racional, consciente de los problemas de orden colectivo. Desde sus primeras obras, como dice João Cabral de Melo Neto, refiriéndose a Mondrian, “Se hizo injertar reglas, escuadras / y otros utensilios / para obligar a la mano / a no improvisar ni lo más mínimo” [5]. En el caso de Weissmann, la realidad tiene también un orden impuesto por el artista.

Interesa destacar un fenómeno importante en la obra actual de Weissmann. Este artista realiza una obra escultórica pero con un sentido idéntico al del pintor que incorpora los materiales del escultor. Su formación de escultor [6] le permite trabajar un material como el metal, aunque entendido, no como volumen, sino como superficie. La unidad formal que existe entre sus obras de metal y sus dibujos indica que estas chapas son la incorporación de un material escultórico para producir una imagen pictórica por la expresión bidimensional. Es, además, una solución que nada tiene que ver con la simple incorporación de materiales tan frecuente en el informalismo. En las obras de Weissmann los materiales nos presentan una imagen que, sin renunciar a sus propios valores plásticos, nos ofrece todos sus elementos ordenados y organizados dentro de un conjunto racional.
 
LOS DIBUJOS
 
Los dibujos de Franz Weissmann son una simplificación y una síntesis de sus búsquedas en el metal, y por ello constituyen otro aspecto fundamental para conocer el sentido de su obra. Se trata de dibujos en los que la línea es el actor principal, describiendo innumerables laberintos, invadiendo toda la superficie, sin permitir la participación de ningún otro elemento expresivo. En un primer momento, podría pensarse que estos dibujos son una de las consecuencias más recientes de la agotada action painting. Un análisis más detenido nos permite entender el propósito del artista. Weissmann no pone en cada línea “un latido de la vida” como hiciera Jackson Pollock, sino que su intención es la de obtener un nuevo resultado y experimento.

Existe una estrecha semejanza entre la obra de Mark Tobey y los dibujos de Weissmann. La crítica, por las razones expuestas antes, no dudaría en atribuirlo a una común participación en el informalismo. Pero, tanto el pintor americano como Weissmann, apuntan hacia objetivos bien diferentes [7]. En ellos, la línea se nos presenta muy organizada frente a todo impulso instintivo.
 
En un momento de crisis para el arte contemporáneo, Weissmann ha demostrado que es posible hacer un arte radicado en la realidad, entendida con el orden del constructor. Con su obra reciente, Weissmann ha hecho posible que el arte expresionista sea consciente y racional cuando para ello se sigue una tradición experimental, como la de tan hondo arraigo en el Brasil.
 

REVISTA DE CULTURA BRASILEÑA, tomo III, Madrid, junio 1964, número 9 - Páginas 148-153
Editada por el Servicio de Propaganda y Expansión Comercial de la Embajada del Brasil en Madrid


[1] José María Moreno Galván: La nueva forma de Franz Weissmann. REVISTA DE CULTURA BRASlLEÑA núm. I (junio 1962), pp. 30.34.
[2]  VENANCIO SÁNCHEZ MARÍN: Weissmann, el encuentro con lo elemental. «Artes» (mayo 1962).
[3]  El Brasil en la Exposición de Arte de América y España. REVISTA DE CULTURA BRASJLENA núm. 6 {septiembre 1963), pp. 219-227.
[4] JOÃO CABRAL DE MELO NETO: Catálogo de la Exposición de Franz Weissmann en la Sala San Jorge, de Madrid {abril 1962).
[5]  “Fez-se enxertar réguas, esquadros / e outros utensilios / para obrigar à mão / a abandonar todo improviso”. Serial {Traducción de Ángel Crespo en el número 1 (junio de 1962) de esta misma revista.
[6]  En 1951 obtuvo el Premio de Escultura Matarazzo y el I Premio de Escultura en el Salón Paulista de Arte Moderno. En 1955 obtuvo el II Premio de Escultura en la III Bienal de São Paulo y el I Premio de Escultura en la IV Bienal de São Paulo en 1957.
[7] La afirmación de Michel Tapié (Exposición Tendances actuelles, 1955), de que Tobey, por la tercera década del siglo, realizaba una pintura informal, aunque aceptada posteriormente por la crítica, carece de fundamento, y es un tema que exige, lo mismo que la obra del pintor Jean Fautrier, una detenida revisión. La intención constructiva y racional de gran parte de la obra de Tobey no permite incluirle dentro de la tendencia informal, si no es falseando el verdadero sentido de su arte. Respecto a Fautrier, existe un interesante artículo en que se hace una revisión del significado de su pintura. ANGEL CRESPO: Fautrier : la pintura y la realidad. «Artes», núm. 41 (octubre 1963), pp. 10-13.